Noria del Pzo de los Frailes. P.N. Cabo de Gata-Níjar. Paraíso Natural. Foto: Juan A. Muñoz |
Las norias de sangre
Por la importancia decisiva que ha tenido en la
colonización y transformación de este paisaje y por el ejemplar aprovechamiento
de nuestros escasos recursos hídricos merecen un estudio que las recuerde.
La noria de sangre
es una máquina compuesta básicamente de dos grandes ruedas, una
horizontal que movida por un animal, transmite su giro a otra vertical
instalada sobre la boca del pozo, la cual lleva aparejada una cuerda circular
con vasijas adosadas que cuelga hasta el fondo del pozo y que con el girar de
la rueda eleva el agua hasta la superficie.
Sobre
su origen se han barajado diversas procedencias (Egipto, Mesopotamia, China,
India, Grecia) pero lo que parece estar claro es que la noria de sangre no se
comprende sin que previamente haya existido la mecánica helenística. La
mecánica griega en el siglo III a.C. poseía ya las bases teóricas y técnicas
para construir este tipo de aparatos con ruedas hidráulicas dentadas, además de
tener experiencia en el uso de la tracción animal para mover artilugios.
La
expansión de la cultura islámica a través de sus conquistas, extiende el uso de
la noria por África y Asia. En Europa,
además de la península Ibérica, queda implantada en todo el ámbito
mediterráneo. Es decir su uso se hace necesario en zonas con escasez de agua
superficiales, con pocas lluvias y donde se precisa buscar el agua en el
subsuelo.
A
España llegó la noria de la mano de agricultores asirios que se afincaron en
Andalucía y levante peninsular, posiblemente a partir del siglo VIII.
Las
referencias más antiguas constatadas sobre norias de sangre se hayan en
escritos de los primeros tiempos del Califato. Posteriormente, en el siglo XII
aparecen ya tratados de autores arábigo-andaluces.
Los
árabes la emplearon no solo en la agricultura sino también para abastecimiento
urbano y de baños públicos. En el reino taifa de Almería, el rey Jayrán (siglo XI), ordenó construir una
canalización para proveer de agua al barrio del Oratorio, continuando esta
canalización hasta la mezquita (hoy iglesia de San Juan) y elevándose el agua a
través de una rueda hidráulica a modo de noria.
La
literatura castellana hace referencia a norias a través de sus clásicos, apareciendo con el término de
norias, anorias y hanorias.
El
Arcipreste de Hita en su libro del Buen Amor alude a un caballo que antes fue
un brioso corcel de guerra pero que ahora ya viejo queda relegado a tareas
viles:
"desque salyó del campo, non
vale una çermeña:
A
arar lo pusieron é á traer la leña,
A
veces a la noria y a veces á la açeña"
Durante
los siglos XIV, XV, XVI y XVII siguen aumentando las referencias a norias y en
el XVIII encontramos ya descripciones más precisas.
A
mediados del siglo XIX con la generalización del uso del hierro se construyen
norias de metal con mecánicas más perfeccionadas que tienen su origen en
Francia. No obstante durante este siglo, en el área de Almería y salvo alguna
excepción se sigue empleando la noria clásica de madera.
La
construcción de las norias la llevaban a cabo maestros carpinteros. Una vez
excavado el pozo, el carpintero tomaba las medidas del brocal y teniendo en
cuenta su profundidad se fabricaban utilizando ello maderas duras previamente
curadas de las existentes en los alrededores.
El uso de clavos o soportes de hierro era escaso o
nulo, empleándose cuñas y ensamblajes de madera. Las reparaciones las solían
hacer los mismos dueños reponiendo sobre todo las piezas de los engranajes
sujetas al desgaste por rozamiento.
Durante
el presente siglo se construyeron norias de hierro con una mecánica más
resistente y de menor mantenimiento, aunque de mayor costo económico,
fabricadas por maestros herreros que procedían de manera similar a los
carpinteros.
Croquis de funcinamiento de noria de sangre. P.N. Cabo de Gata-Níjar. |
La
elaboración de la maroma era una tarea comunal en la que intervenían varios
vecinos o familiares tal como se hacía en las matanzas o en la trilla. Para
ello se hacían guitas con las que se trenzaban sogas de tres ramales, las
cuales se unían a su vez en grupos de 4 para formar cabos. Grupos de 4 cabos se
trenzaban para constituir finalmente la maroma.
Este proceso exigía el trabajo y la pericia de 6 ó 7
hombres que estiraban, manipulaban y trenzaban las cuerdas. Un artilugio simple
de madera con cuatro canales -uno por cabo- con forma de pirámide alargado
llamado borrego, cerraba el proceso de
trenzado juntando los cabos de la maroma.
Las
vasijas, llamadas jarros o arcaduces, tenían una capacidad de unos 4 litros,
estaban hechas de barro, llevaban un
pequeño agujero al fondo para su vaciado una vez que dejaba de girar la noria.
Dichos arcaduces iban unidos mediante guitas a la aroma, de tal manera que con el girar de la rueda vertical de la
noria, bajaban vacías y subían llenas desde el fondo del pozo.
En
cuanto a la fuerza motriz, aunque en alguna época lejana fue ocasionalmente
humana, la llevaban a cabo bestias de tiro, básicamente mulos y asnos. Sin
embargo en el entorno del Cabo de Gata se solían emplear vacas, ya que además
de ser muy resistentes, sus crías eran muy cotizadas y se podían emplear en el
resto de las tareas agrícolas.
Los
pozos de noria son alargados, casi siempre rectangulares y como los demás
pozos, fuentes, galerías subterráneas y otros sistemas de captación de aguas se
localizaban generalmente en las zonas abancaladas que existen junto a las
ramblas, buscando las corrientes subterráneas de aguas poco profundas con las
que abastecer las fértiles huertas y núcleos de población.
El entramado de la noria se colocaba sobre una plataforma elevada, de aquí bajaba el agua para depositarse en la balsa y luego mediante un sistema de turnos de riego llamados tandas (caso de ser comunal la noria) se regaban los bancales.
La
instalación de motores de bombeo y el descenso generalizado de los acuíferos
debido a su sobreexplotación hicieron desaparecer las norias, dejando de funcionar las últimas Almería a
principio de los años 80.
Una
de las últimas norias que han dejado de funcionar en el P.N. de Cabo de Gata-Nijar
-año 1983- ha sido la noria del Pozo de los Frailes. Esta fue construida a
principios de siglo mediante la ampliación de un pozo existente que fue
financiado por un particular a cambio de quedarse con los sobrantes del agua.
Más tarde una ejemplar actuación de la Consejería de Medio Ambiente en
colaboración con la Consejería de Cultura han hecho posible la reconstrucción
de la noria respetando fielmente el modelo original de madera.
De norias
como la que acabamos de comentar estaban llenos nuestros campos hace
escasamente medio siglo, explotando los escasos recursos hídricos de que
disponemos de manera racional ya que la escasa profundidad de los pozos impedía
abusar de las extracciones, manteniéndose por tanto los niveles freáticos.
La
introducción de potentes motores y el aumento de sondeos cada vez a mayor
profundidad nos está llevando a una catástrofe ecológica de
imprescindibles consecuencias, de la que
la mayoría de la población no es consciente. No solo se secan los pozos y fuentes
existentes sino que la salinización de las aguas está volviendo
improductivas zonas cada vez más extensas en un proceso
difícilmente reversible.
* Revista Paraíso Natural. Revista para la promoción del P.N. Cabo de Gata-Níjar. Almería.
Edita: Hotel de Naturaleza Rodalquilar.
Cuando en la elaboración de este articulo, se preguntaba a agricultores hoy
ancianos, sobre las norias, siempre
afloraba la nostalgia de felices momentos en torno a ella: chiquillos que se
bañaban en las balsas, del borrico de la
noria, de las tardes de verano sentados junto al chorro de agua, de las
historias de los abuelos, o de aquel amigo o compañera hoy ausente.
Y para finalizar , cabe recordar ese dicho
popular, certero y significativo que
resume el valor de la noria afirmando que "ande hay noria no hay
hambre".
* Revista Paraíso Natural. Revista para la promoción del P.N. Cabo de Gata-Níjar. Almería.
Edita: Hotel de Naturaleza Rodalquilar.
Muy buena información.
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