Cuentan que en algún lugar desconocido de este hermoso
rincón almeriense, entre los roquedales que desafían la costa, está oculto un
tesoro que hace muchos, muchos años un sultán andalusí hizo traer hasta aquí
ante el temor de que sus rivales cristianos pudieran encontrarlo.
Cuentan que el sultán lo ocultó en una cueva submarina
de la que no se tiene noticia, y que murió
antes de que su secreto pasara a sus hijos o a sus más cercanos hombres de
confianza. Es posible, no obstante, que el verdadero tesoro quede frente a
nuestros ojos, sin necesidad de escarbar o buscar debajo de las rocas o el mar.
El parque natural del Cabo de Gata-Níjar se extiende a lo largo y ancho de
treinta y ocho mil hectáreas de tierra. Otras doce mil hectáreas, consideradas
reserva marina, se adentran hacia el mar Mediterráneo.




El litoral del Cabo de Gata está poblado de torreones y viejos baluartes que demuestran el valor estratégico que estas tierras tuvieron durante la dominación hispanoárabe. En tiempos del califato de Córdoba, los reinos taifas y los gobiernos almorávides y almohades, el litoral que se extiende entre el norte de la provincia de Almería y la capital fue protegido por los barcos andalusíes y amenazado por los piratas berberiscos que prosiguieron con sus hostilidades hasta bien afianzada la conquista. Muchas de las leyendas que pululan por este rincón de la geografía recuerdan el empeño de aquellos reyes por proteger este turbulento paso marítimo. De algo no cabe duda: por estas costas, por estos cerros azafranados y desde estas playas de arena blanca partieron hacia el exilio sultanes y reyezuelos llevando consigo las riquezas amasadas.

Pero lo más sorprendente está precisamente entre la mar y la tierra. El contacto entre ambos elementos propicia paisajes de una belleza inenarrable que se esparcen a lo largo de los 45 kilómetros de costa virgen. En las inmediaciones del centro de visitantes de Las Amoladeras y la cercana colonia de La Almadraba de Monteleva germina a duras penas una vegetación rastrera y almohadillada, plantas espinosas como el azufaifo, el cornical, el áspero esparto o la dulce palma enana. Ocho endemismos adornan el vademécum botánico del Cabo de Gata. Ocho endemismos a los que hay que unir más de mil especies vegetales que convierten este parque natural en uno de los más fascinantes santuarios ecológicos del sur europeo.


La arquitectura blanca y baja
De pronto surge frente a nosotros un inmenso lago salobre en el que cada año se dan cita miles de aves en busca de climas más templados. La Almadraba de Monteleva, uno de los más pintorescos y encantadores poblachos del Cabo de Gata, queda al lado. Distinguirla es fácil: el caserío marinero está arracimado en torno a una iglesia blanca con un altivo y desafiante campanario construido en el año 1905. El templo es uno de los edificios más originales y bellos de cuantos la mano del hombre ha construido por estos parajes. A sus pies se alzan las grandes montañas de sal blanca, los patios luminosos, las azoteas y las puertas de vivos colores.


En todo caso, no es roja precisamente la
arquitectura popular de estos parajes, sino blanca, inmensa e inmaculadamente
blanca. Sus primeros pobladores trataron de aprovechar de modo inteligente el
agua, el bien más escaso de este paisaje semidesértico. Para ello edificaron
cortijadas bajas de una planta que tenían por techo una cubierta plana y
aterrazada por los bordes con la intención de almacenar en voluminosos aljibes
la poca lluvia que al año caía. Pozos, acequias, norias y molinos de vela
latina adornan muchas de las pedanías del Cabo de Gata.
Fuente: www.ocholeguas.com
por medio de : Misterios de Andalucía.
Fotos: Francisco Ruano, Lola Pic.S y Domingo Leiva.
Fuente: www.ocholeguas.com
por medio de : Misterios de Andalucía.
Fotos: Francisco Ruano, Lola Pic.S y Domingo Leiva.
Cuentan que en algún lugar desconocido de este hermoso rincón almeriense, entre los roquedales que desafían la costa, está oculto un tesoro que hace muchos, muchos años un sultán andalusí hizo traer hasta aquí ante el temor de que sus rivales cristianos pudieran encontrarlo...
ResponderEliminarEL VERDADERO TESORO SON ESTAS COSTAS LÍMPIAS DE CEMENTO...¡¡VEN Y DISFRUTA...!!